Verba volant, scripta manent

miércoles, 21 de julio de 2010

El descubrimiento del celacanto


Celacanto de las Comores (Latimeria chalumnae)
La historia de uno de los descubrimientos zoológicos más asombrosos del siglo XX comienza el 22 de diciembre de 1938, frente al estuario del rio Chalumna, en la costa sudafricana del Índico. Ese día, el barco de pesca Nerine, con base en el cercano puerto de East London, largaba sus redes como de costumbre cuando, al subirlas, sus tripulantes descubrieron asombrados en ellas un pez para ellos desconocido.
El pez tenía cierta semejanza en forma y tamaño a un mero, pero tenía unas extrañas aletas lobuladas. Además, les sorprendió el tiempo que tardó en morir. La mayoría de los peces mueren a los pocos minutos de sacarlos del agua. Algunas especies, como las anguilas, llegan a resistir hasta un cuarto de hora fuera del agua. Pero este pez estuvo cuatro horas paseándose por la cubierta del barco hasta que murió. Tanto llamó la atención su aspecto al capitán Hendrik Goosen que decidió que al llegar a tierra lo entregaría para su estudio. Nada más llegar a puerto, llamó a su buena amiga Marjorie Courtenay-Latimer, conservadora del museo local. A ella también le llamó la atención aquel extraño pez, especialmente sus aletas lobuladas, y se hizo cargo de él. Aunque su especialidad eran las aves, no se asustó ante el reto y diseccionó concienzudamente aquellos 50 kilos de pescado, haciendo detallados esquemas que luego envió a un viejo amigo, James Leonard Brierley Smith, ictiólogo y profesor de la Rhodes University de Grahamstown, para que le echara un vistazo. Smith estaba de vacaciones, pero cuando volvió no salía de su asombro: sin lugar a dudas, reconocía en aquellos dibujos a un celacanto, un pez que se consideraba extinto desde hacía 80 millones de años. Inmediatamente se trasladó a East London, pero desafortunadamente los restos se habían echado a perder y apenas pudo examinar el esqueleto. Deseoso de encontrar otro ejemplar, ofreció una recompensa, pero no fué hasta 1952 cuando se halló otro ejemplar, pescado en las islas Comores, ¡a más de 2000 kilómetros de donde había sido capturado el primero!. Smith viajó en su busca en un avión del ejército, tras convencer al primer ministro sudafricando de la importancia del hallazgo. Gracias a ello pudo hacerse con el ejemplar enb buen estado y estudiarlo detalladamente. Posteriormente habría más capturas, en 1954, 55 y así hasta la actualidad. Luego se sabría que los pescadores nativos de las islas del Índico conocían al animal; lo pescaban no muy frecuentemente pero no lo ignoraban en absoluto.
A esta especie se la llamó Latimeria chalumnae, en recuerdo a su descubridora y al lugar de su hallazgo. Hasta 1987 no se consiguieron imágenes en su hábitat, y hoy en día se sabe que esta especie se localiza a lo largo de toda la costa índica africana. Generalmente, se refugia en cuevas durante el día y sale a cazar por la noche.
Cuando parecía que el celacanto no podía darnos más sorpresas, en 1998 Mark Erdmann, investigador de la Universidad de Berkeley, dió a conocer el hallazgo de una nueva población de celacantos en Indonesia, en el archipiélago de las Célebes, a más de 10000 kilómetros de la costa africana. A esta nueva especie se la llamó Latimeria menadoensis y su hallazgo ha hecho pensar a los expertos que puede haber más poblaciones de celacantos en el Índico e incluso en el Pacífico sur.
La importancia evolutiva de este hallazgo radica en que el celacanto es, junto a los peces pulmonados, el único representante actual de los Sarcopterigios o peces de aletas lobuladas, y como tal, está emparentado directamente con los primeros tetrápodos terrestres. Hace unos 370 millones de años, los primeros peces que lograron dar el salto a tierra firme pertenecían a este grupo. Los celacantos vendrían a ser los primos de aquellos primeros tetrápodos terrestres que se quedaron en el mar. De hecho, sus aletas lobuladas son las antecedentes de las extremidades de los vertebrados terrestres, y aún hoy en día los celacantos presentan una vejiga natatoria modificada y conectada con la nariz a la que se considera antecesora de los pulmones. Es realmente increíble que estos peces hayan pasado casi 400 millones de años sin apenas cambios.
Actualmente, la situación de las poblaciones de celacanto es muy delicada. Al parecer, ha florecido un mercado negro que trafica con ejemplares de esta especie, llevándola al borde de la extinción. Desde 2000 está considerada en peligro crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

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