Verba volant, scripta manent

jueves, 29 de julio de 2010

John Haldane, chiflado y genial

De entre la larga lista de científicos calificados de "locos" (con mayor o menor motivo) figura con letras destacadas el bioquímico inglés John Scott Haldane (1860-1936). Aunque quizá llamarlo "loco" es exagerado e injusto,no cabe duda que la suya es una de las vidas científicas más excéntricas que conozco.
Haldane, de origen aristocrático y miembro de una saga de científicos, eligió como tema de estudio los gases. Y no encontró mejor manera que usarse a si mismo como conejillo de indias. Probó los efectos de los gases que investigaba en sus propios pulmones. Durante la Primera Guerra Mundial, no tuvo mejor ocurrencia que pasarse a dar una vuelta por las trincheras para probar los gases que empleaban los alemanes como arma. Se expuso al cloruro de amonio y por poco no lo cuenta, aunque la experiencia le sirvió para diseñar la primera máscara antigás de la historia.
Otra de sus aficiones era comprobar los efectos de la descompresión sobre el organismo. Para ello, construyó una cámara hiperbárica donde se sometía a diversos cambios de presión. No sólo se reventó los tímpanos en varias ocasiones, sino que en una ocasión, tuvo unas convulsiones tan fuertes que se rompió varias vértebras. Sin embargo, sus estudios y las tablas que estableció gracias a ellos han salvado la vida a muchos buceadores y alpinistas. Sobre la rotura de sus tímpanos, les quitaba importancia con un humor típicamente británico: "La membrana se suele curar en pocos meses, y si aún queda un agujero, aunque te quedes algo sordo, cuando fumas puedes expeler el humo por la oreja en cuestión, una hazaña que causa sensación en las reuniones."

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