Verba volant, scripta manent

miércoles, 15 de septiembre de 2010

La historia de Jemmy Button

Lo malo de vivir en una sociedad avanzada es que a menudo nos lo creemos demasiado. Cuantas veces hemos oido historias de personas que, intentando mejorar las condiciones de vida de otras sociedades más atrasadas, aún con la mejor de las intenciones, lo que realmente consiguieron fué empeorarlas. Y una de ellas es la que hoy os voy a contar: la de Jimmy Button.
Allá por el año de 1830, llegaba a las costas de la Tierra del Fuego el bergantín británico HMS Beagle, bajo el mando del teniente FitzRoy. Este peculiar personaje, profundamente religioso, estaba convencido de que el conocimiento de la Biblia y la cultura occidental podría sacar a los habitantes de aquellas tierras de su miserable situación. Y por ello se le ocurrió la peregrina idea de llevarse de vuelta con él a Inglaterra a varios de aquellos indígenas, darles una educación occidental y convertirlos al cristianismo, para que luego al volver a su tierra natal extendiesen aquellos conocimientos entre los suyos.
Y así, "convenció" a cuatro indígenas, tres jóvenes y una chica, para que le acompañasen de vuelta. A estos jóvenes los rebautizó como York Minster, Boat Memory, Jemmy Button (sus padres lo habían dejado con los ingleses a cambio de un botón de nácar) y Fuegia Basket. Ya en Inglaterra, se les enseñó a hablar inglés, a trabajar la tierra y otras labores, y por supuesto, a conocer la Biblia y las "verdades de la fe". Se convirtieron en auténticas celebridades, llegando a ser presentados al mismísimo rey Guillermo IV. Después, en el siguiente viaje del Beagle, en 1832, con FitzRoy ya nombrado capitán, Minster, Button y Basket (Memory había muerto de viruela al poco de llegar) fueron llevados de vuelta a Sudamérica. En ese viaje iba entre la tripulación un joven naturalista llamado Charles Darwin, quién más tarde cambiaría el curso de la ciencia con su teoría sobre la evolución de las especies. El propio Darwin dejó constancia en sus diarios del escepticismo que le producía el experimento de FitzRoy al arrancarlos de su entorno, hacerles olvidar su lengua y costumbres y devolverles sin saber si serían capaces de sobrevivir: "Se les había privado de su cultura y dotado de otra que no les permitiría sobrevivir en ese entorno que, de repente, les era hostil".
Los tres patagones fueron desembarcados en la zona de la bahía de Wulaia, donde construyeron para ellos cabañas y huertos y los dejaron esperando que les fuera bien. Cuando el Beagle volvió al lugar, en 1834, encontraron el lugar desierto. Poco después hallaron a Jemmy, que para sorpresa de casi todos había vuelto a sus costumbres originales, incluída la semidesnudez. Contó a los ingleses que Minster y Basket se habían ido tras robarle sus pertenencias, y que había sufrido el ataque de otras tribus locales. Rechazó más ayuda de los ingleses y se fue con su familia.
Pero los misioneros ingleses no estaban dispuestos a dejar en paz a Jemmy. La llamada Sociedad Misionera de la Patagonia envió varias misiones a la zona a partir de 1855, tratando de conseguir la ayuda de Jemmy, convertido en un hombre importante en su tribu, pero este se negó en todas las veces, harto ya de misioneros. Sin embargo, estos insistieron hasta que en 1859, ocho misioneros y marineros que les acompañaban murieron asesinados por los indígenas, al parecer alentados por Jemmy. Jemmy fué llevado a las Malvinas para ser juzgado como responsable, pero tuvo la relativa fortuna de encontrarse con un juez que ya estaba harto de los dichosos misioneros y los problemas que le daban, y que concluyó que, al haberse producido los hechos en tierra que no era soberana de ningún país, no era de su jurisdicción. Jemmy fué devuelto a su tierra, donde moriría años después, en una epidemia de viruela que acabaría también con la mitad de su tribu.

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