Verba volant, scripta manent

domingo, 2 de enero de 2011

Animales devoradores de personas (II): Animales con nombre propio (2)

Los leones de Tsavo

Quien haya visto la interesante película Los demonios de la noche ya conocerá la historia. A finales del siglo XIX el Imperio Británico llevaba a cabo una de sus grandes obras de ingeniería: el tendido de la vía férrea desde Mombasa (Kenia) hasta Kampala (Uganda), que conectaba dos de sus principales colonias africanas. Pero, durante la construcción de un puente que cruzaba el río Tsavo, en la región homónima de Kenia, la construcción se vió gravemente interrumpida por la acción de dos leones que se cebaron en los trabajadores del ferrocarril. Ni las trampas ni las defensas contruídas alrededor del campamento lograron detener sus ataques. Al final, el coronel John Henry Patterson, ingeniero militar a cargo de la obra del puente, los cazó tras meses de intentos, uno el 9 de diciembre de 1898 y el otro el 28.
Lo llamativo de este caso es que se trataba de dos machos jóvenes, en plenitud de vigor y de gran tamaño, que habitualmente tendrían que preferir otras presas y cazar en solitario. No se sabe qué les llevó a asociarse y a hacer objeto de sus ataques a las personas. Se especula que pudiera haber sido por las costumbres de los kamba, la tribu local, que no enterraba a sus muertos, sino que los abandonaba como carroña, y en ocasiones hacía lo mismo con los enfermos y los ancianos. También se hace referencia a los cadáveres abandonados por las caravanas de esclavos que pasaban por la zona, o de los enterramientos de los propios obreros del ferrocarril. Es posible que los leones se acostumbraran a la carne humana desde varias generaciones atrás y que una epidemia que diezmó sus presas habituales (cebras y búfalos) les llevara a atacar a los humanos.
La ferocidad y la inteligencia de estos leones llevó a los nativos a creer que eran los espíritus de dos guerreros reencarnados y a llamarles "Fantasma" y "Oscuridad". El primero en ser cazado logró huir tras recibir cinco disparos de rifle, aunque apareció muerto a la mañana siguiente. El segundo recibió siete impactos, y fué rematado cuando, moribundo, aún intentaba abalanzarse sobre Patterson.
El propio Patterson calculó que habrían devorado a unos 135 obreros y a un número indeterminado de nativos. Estudios posteriores rebajan las cifras a unos 35. Sus pieles y cráneos fueron posteriormente vendidos al Museo Field de Historia Natural (Chicago), donde aún permanecen, aunque el gobierno keniata los ha reclamado en varias ocasiones, por considerarlos parte de su patrimonio.

El tigre de Khabarovsky Krai
Hace apenas unos años, un tigre siberiano comenzó a atacar y devorar a aldeanos de la región rusa de Khabarovsky Krai. Tras ser perseguido durante semanas y habiendo causado varias víctimas, los guardias forestales rusos lograron al fin abatirle. Al examinar el cadáver, descubrieron que había sido herido en una pata por un disparo, seguramente efectuado por un cazador furtivo. La herida había curado mal y le impedía correr con normalidad, con lo que no era capaz de capturar sus presas habituales. Así que tuvo que buscarse otras más accesibles.

El cocodrilo de Nueva Guinea
Conocida es la ferocidad y peligrosidad del cocodrilo marino, el que más víctimas causa de todas las especies de cocodrilos del mundo. Pero hay ejemplares que se salen de lo común. En 1960, un cocodrilo marino mató a 62 personas en Nueva Guinea antes de ser a su vez cazado.

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