Verba volant, scripta manent

martes, 16 de agosto de 2011

La República de Libertatia


La historia de una de las mas curiosas epopeyas del idealismo humano comienza a finales del siglo XVII. El primero de sus protagonistas es François Misson, un joven oficial de la Marina francesa, inteligente, culto e idealista. Soñaba con una sociedad igualitaria y justa, y creyó hallar las bases para su sueño en la religión, pero tras visitar Roma perdió la fe, desencantado por el obsceno lujo en el que vivía la curia. Pero estando en la ciudad conoció casualmente en una taberna a un fraile dominico llamado Caraccioli. Un tipo peculiar, que pese a sus hábitos frecuentaba tabernas y sitios peores, y que compartía con Misson la idea de una nueva sociedad basada en ideas solidarias e inspirada por la Utopía de Tomás Moro.
Tanto impresionó a Misson su nuevo amigo, que lo invitó inmediatamente a enrolarse en su barco, el Victoire. Unos meses más tarde, navegando por el Caribe, el Victoire se topó con una fragata inglesa, la Winchester, a la que capturaron tras un feroz combate durante el que murió el capitán del buque francés, Fourbin. Fué entonces cuando Misson y Caraccioli vieron su oportunidad y convencieron a la tripulación para que desertara y los acompañara en su sueño de fundar su sociedad igualitaria. Enarbolando una bandera de seda blanca con el lema "Por Dios y la Libertad" pusieron rumbo al océano Índico, asaltando los barcos con los que se cruzaban. Unos asaltos bastante peculiares, ya que, según un estricto código redactado por Caraccioli, a aquellos piratas les estaba vedado ensañarse con los prisioneros, forzar a las mujeres e incluso emborracharse y blasfemar. Además, en cada asalto lograban nuevos reclutas para su misión, como los esclavos de un buque negrero holandés, a los que acogieron tras liberarlos.
Tras doblar el cabo de Buena Esperanza y adentrarse en el Índico, llegaron a las costas de Madagascar. Dicha isla no pertenecía aninguna potencia europea y les pareció un buen lugar para su utopía, y se instalaron en un paraje adecuado en el norte de la isla. Y así surgió la ciudad-república de Libertatia, donde todos sus habitantes tenían iguales derechos y deberes. Se abolió el dinero y la propiedad privada, el botín acumulado se guardó en una especie de fondo común y Misson fué nombrado "Lord Protector" y Caraccioli, "Secretario de Estado".
La existencia de Libertatia pronto atrajo a numerosos piratas de los que por entonces infestaban el Índico. Atraídos por la paz y el peculiar estilo de gobierno (y por la impunidad, para qué negarlo) la ciudad se fué convirtiendo en la principal base pirata del Índico. Entre los piratas que se instalaron allí estaba el famoso Thomas Tew, pirata norteamericano que con el tiempo se convirtió en uno de los hombres fuertes de la ciudad, con el cargo de Almirante de la Flota.
Aquella extraña aventura resisitió dos décadas, durante las cuales Caraccioli y los suyos trataron de mantener su sueño. Pero el tiempo fué pasando, los ideales se fueron perdiendo o corrompiendo, las desavenencias entre los residentes fueron aumentando, y aquellos idealistas terminaron siendo piratas comunes. Un día de 1694 en que la mayor parte de los residentes estaban ausentes, a la caza de botín, los nativos malgaches, que ya estaban un poco hartos de aquellos extraños que se habían instalado sin ser invitados, asaltaron y arrasaron Libertatia. Caraccioli murió en los combates, y Misson escapó por los pelos, con dos barcos, un puñado de hombres y la mayor parte del tesoro de la ciudad.
Ya en alta mar, se encontró con Tew, a quién relató la caída de la ciudad. Los antiguos aliados se repartieron el tesoro y cada uno siguió su camino. Misson no llegó lejos: poco después, tratando de doblar el cabo de Buena Esperanza de regreso a Europa, fué sorprendido por un huracán que hundió su barco, que se fué al fondo del mar con toda su tripulación. Tew, que ya estaba un poco cansado de tanto piratear, repartió el botín con sus hombres y con su parte se retiró tranquilamente a una granja en Rhode Island. Sus hombres, como buenos piratas, no tardaron en dilapidar su parte y entonces, no conociendo otra forma de vida, reclamaron a su capitán para que los llevase de nuevo en busca de botines. Tew, de bastante mala gana, abandonó su retiro dorado para volver a la piratería. Y así halló la muerte, en junio de 1695, en un sangriento asalto a un barco hindú en pleno Mar Rojo.

P. d.: Muchos historiadores ponen en duda la existencia real de Libertatia. Aunque la existencia de Thomas Tew está fuera de toda duda, la realidad histórica de Libertatia genera más dudas, ya que la única fuente que habla de ella es el libro A General History of the Robberies and Murders of the most notorious Pyrates, publicado en 1724 por un tal capitán Charles Johnson, un psuedónimo tras el que probablemente se escondía el escritor Daniel Defoe. Si Libertatia fué realidad, ficción o una realidad "embellecida" posiblemente tarde en determinarse, pero no deja de ser una historia evocadora de la que pueden sacarse muchas enseñanzas sobre la naturaleza humana.

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