Verba volant, scripta manent

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Dersu Uzala



Allá por 1969, cuatro de los directores de cine más famosos y respetados de Japón, Kon Ichikawa, Keisuke Kinoshita, Masaki Kobayashi y Akira Kurosawa, hacían real un plan largamente acariciado: fundar su propia productora, que se llamaría Yonki-no-Kai (El Club de los Cuatro Caballeros). Un viejo anhelo para librarse de la tiranía de los grandes estudios, que controlaban la producción cinematográfica japonesa. Estudios como Toho, Daiei, Nikkatsu o Shochiku, que imponían un férreo control a sus proyectos, modificando guiones, imponiendo actores, controlando presupuestos; coartando, sencillamente, la libertad creativa de los que pretendían llevar a cabo proyectos personales, para hacerlos más comerciales. Quien no aceptaba las normas, no trabajaba. Y contra esto se rebelaron los "cuatro caballeros" con su productora.
El honor de rodar la primera película de la Yonki-no-Kai le correspondió a Kurosawa. Escogió un viejo proyecto que llevaba tiempo tratando de llevar a la pantalla: Dodes'ka-den. Un filme atípico en la filmografía de Kurosawa, además de ser su primer filme en color. Una película triste y melancólica ambientada en un suburbio de una ciudad japonesa, cercano a un basurero, donde se cruzan distintos personajes tristes, extraños, cómicos en algún caso, y otros simplemente patéticos. Pese al prestigio de Kurosawa, Dodes'ka-den, estrenada en 1970, fué un estrepitoso fracaso de taquilla, y las deudas provocaron el hundimiento de la Yonki, que no pudo llevar adelante nuevos proyectos. El fracaso y el fin de su productora llevaron a Kurosawa a una profunda depresión. Considerándose acabado, vacío de todo talento, en diciembre de 1971 su asistenta lo encontró en su cuarto de baño tras haber intentado suicidarse cortándose las venas. La rápida intervención de los médicos salvó su vida, pero aunque se recuperó físicamente, siguió sin querer volver a dirigir... hasta que le llegó la oferta para dirigir Dersu Uzala.
El proyecto llegó desde un lugar inesperado: la Unión Soviética. Una película basada en el libro autobiográfico de Vladimir Arseniev, Dersu Uzala, la taiga del Ussuri. Arseniev, capitán del ejército zarista, había recibido la orden de cartografiar una extensa zona de la cuenca del río Ussuri, en la Siberia oriental, el confín más lejano del imperio ruso. Llevó a cabo tres expediciones entre 1902 y 1908, acompañado por soldados cosacos y cazadores nativos, y allí conoció a Dersu Uzala, un cazador nativo de la etnia hezhen, que había vivido toda su vida en la región. Arseniev quedó enormemente impresionado con la forma de ser del cazador, su sencillez y su generosidad, y la forma en la que vivía, totalmente integrado en la naturaleza, adaptándose a ella, en lugar de intentar cambiarla. Entre Arseniev y Dersu Uzala nació una gran amistad que se mantuvo hasta la muerte de Uzala, en 1908.
Kurosawa quedó fascinado por la historia y aceptó de inmediato la oferta. Mucha gente mostró su escepticismo: una producción enteramente soviética (tanto actores como técnicos), rodada en escenarios naturales (los mismos que recorrieron Arseniev y Uzala), teniendo al frente un director japonés. Sin embargo, Kurosawa se encontró a sus anchas durante el rodaje, pese a las duras condiciones climatológicas que hubo de soportar. Los rusos le concedieron libertad artística total y el director recuperó su genio y su vitalidad para servir una de sus obras maestras. Una conmovedora historia de amistad entre dos hombres totalmente opuestos como el oficial ruso y el cazador siberiano, además de una profunda reflexión sobre la relación entre el hombre y la naturaleza, enmarcado todo por los impresionantes paisajes siberianos.
Dersu Uzala, estrenada en 1975, recibió elogios unánimes y una larga lista de premios, comenzando por el Gran Premio del Festival Internacional de Cine de Moscú y terminando por el Óscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa de 1975. Y Kurosawa, recuperada la ilusión, aún rodaría alguna de sus mejores obras como Kagemusha o Ran.

1 comentario:

  1. Dersu Uzala es una película excepcional. Da igual que el cine de Kurosawa no haya tenido en su momento el éxito en taquilla que debió de tener por regalarnos magnas obras como Dersu Uzala, Barbarroja o Vivir. El tiempo pone a cada uno en su lugar y si a día e hoy películas desprestigiadas en su momento como Blade Runer o Cadena Perpetua son ahora clásicos imprescindibles, Kurosawa dejó una extensa colección de clásicos imprescindibles, de obras de culto que serán siempre de lo mejorcito que ha dado el cine. Y todo a base de talento, sin efectos especiales, sencillamente imaginación y talento. Grande Kurosawa... mejor dicho, el más grande.

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