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lunes, 15 de julio de 2013

Francotiradores (XI): Carlos Norman "Gunny" Hathcock II



Cuando el ejército norteamericano se metió en el tremendo berenjenal que fue la guerra de Vietnam no tardó en darse cuenta de una seria desventaja: las unidades allí desplazadas carecían de francotiradores especializados, no tenían ni siquiera fusiles adecuados para tales fines. Por su parte, los vietcong, entrenados por los soviéticos, sí disponían de muchos tiradores especializados, armados con vetustos pero efectivos fusiles Mosin-Nagant y Máuser Kar 98k de la Segunda Guerra Mundial. Por ello, el ejército recurrió a la Infantería de Marina, los célebres marines, quienes sí disponían entre sus filas de soldados entrenados en el disparo a larga distancia. Así que los encuadraron en unidades especiales de francotiradores y los armaron. Curiosamente, primero emplearon fusiles de caza Winchester M70 del calibre 30, a los que dotaban con miras Unertl de 8 aumentos procedentes de los excedentes de la Segunda Guerra Mundial; pero como eran muy caros, los sustituyeron por Remington 700 M40 de 7'62 mm, menos potentes pero muy precisos y más baratos. El mas famoso de aquellos francotiradores fue Carlos Hathcock.
Carlos Norman Hathcock II nació el 20 de mayo del 42 en Geyer Springs (Arkansas), y era hijo de un trabajador del ferrocarril que había combatido en la Segunda Guerra Mundial. Sus padres se divorciaron cuando era un niño y fue criado por su abuela. Desde muy niño sintió fascinación por las armas, comenzando a cazar con apenas diez años. A los quince dejó los estudios para trabajar como albañil, y a los diecisiete se alistó en los marines (siendo menor, necesitó del permiso de su madre). Durante su período de entrenamiento en Camp Pendleton (California) sus superiores advirtieron su excelente puntería y le recomendaron para convertirse en francotirador. Tras terminar su entrenamiento fue destinado primero a Hawái y luego a Cherry Point (Carolina del Norte). En ambos destinos ganó varias pruebas de tiro, dejando claro que se trataba de uno de los mejores tiradores del ejército. Y en 1965 fue enviado a Vietnam.
Primero sirvió como Policía Militar. Luego, ya en 1966, se le asignó al 4º Regimiento de Marines, desplegado en la llamada "Zona Táctica del Cuerpo I", una extensa zona con casi tres millones de habitantes, con capital en Da Nang y con una importante actividad guerrillera.
Su primera misión fue tomar parte en la "limpieza" de los arrozales de Due Pho, una misión que se prolongaría hasta febrero de 1967. En ella, Hathcock dejó de lado su M70 para utilizar nada menos que una ametralladora Browning M2 del calibre 50, modificada para hacer disparos de uno en uno y con una mira Unertl. Con tan formidable arma y disparando desde posiciones elevadas, Hathcock era capar de conseguir blancos a distancias inéditas hasta la fecha; incluído un guerrillero del Vietcong que trataba de eludir el cerco de las tropas norteamericanas al que abatió desde una distancia de 2500 yardas (unos 2286 m.). Un record absoluto que no sería superado hasta el 2002. El éxito fue tal que supuso la inspiración para el diseño de nuevos fusiles de francotirador con munición del calibre 50.
Tras Due Pho, Hathcock tuvo que devolver la M2 y volver al M70. Semanas más tarde, en el Valle del Elefante, al noroeste de Da Nang, Hathcock y su compañero John Burke lograron poner en fuga a una columna de más de 150 guerrilleros enemigos, matando a sus oficiales y a varios soldados. Durante cinco días mas, Hathcock y Burke continuaron acosando a los enemigos en fuga, abatiéndolos sin piedad y rechazando sus ataques, hasta que, sin agua ni comida y acosados por los supervivientes de la columna, se vieron obligados a pedir fuego de cobertura a la artillería. Se estima que entre los dos abatieron a no menos de 60 vietnamitas, y los que sobrevivieron al bombardeo serían luego capturados.
La hazaña del Valle del Elefante hizo famoso a Hathcock, no sólo entre sus compañeros, sino también entre sus enemigos, que le llamaban Long Trang (Pluma Blanca), ya que Hathcock siempre llevaba una pluma blanca en el sombrero. Los mandos norvietnamitas enviaron francotiradores para acabar con él, e incluso ofrecieron una recompensa de 30000 $ a quien lo matase.
Su siguiente hazaña fue la caza de una francotiradora y oficial de inteligencia del Vietcong apodada "Apache" por su ferocidad con los prisioneros norteamericanos, a los que torturaba personalmente. Después de ser responsable de la muerte de varias docenas de soldados norteamericanos, los altos mandos enviaron en su busca a sus cinco mejores francotiradores: Hathcock, Burke, James Wilson, Donald Reinke y Charles Roberts, bajo el mando del adiestrador jefe de los francotiradores de los marines, el capitán Jim Land. Divididos en equipos de dos hombres, peinaron la zona donde solía actuar, hasta que Hathcock y Land la encontraron. Ordenaron un ataque aéreo en la zona, pero la Apache logró huir y finalmente fue Hathcock quien la abatió.
Hathcock participó más tarde en varias ofensivas, cubriendo el avance de sus compañeros; pero estas acciones le aburrían y sus superiores se veían obligados a tenerlo vigilado porque a veces se iba de "caza" por su cuenta. Su siguiente misión "especial" fue la de acabar con un consejero francés que asesoraba al Vietcong; Hathcock llegó a la zona en helicóptero, se internó en la selva, abatió a su objetivo efectuando un solo disparo y regresó tranquilamente a su base.
La leyenda de Long Trang se extendió tanto entre los norvietnamitas, que sus guerrilleros empezaron a evitar las zonas donde Hathcock solía actuar. Sus superiores decidieron mantenerlo lejos de los combates durante un tiempo, para evitar que fuera abatido, lo que habría supuesto un gran triunfo para los "charlies". Hasta que poco después, un francotirador norvietnamita comenzó a rondar el campamento de Hathcock, en la Colina 55, abatiendo a varios marines. El servicio de inteligencia no tardó en descubrir que se trataba de uno de los mejores francotiradores del ejército norvietnamita, un experto en combate en la jungla capaz de resistir semanas sin víveres y que era conocido como Cobra o Phantom Slayer. Hathcock y Burke recibieron permiso para salir en su búsqueda. Tras descubrir su situación, el norvietnamita disparó sobre los americanos, alcanzando a Burke, que milagrosamente salió ileso al impactar el disparo en su cantimplora. Mientras los dos norteamericanos buscaban la nueva posición de su enemigo, Hathcock vió un fugaz destello entre la espesura. En fracciones de segundo, levantó su fusil y disparó. La bala atravesó limpiamente el visor del francotirador norvietnamita y le atravesó la cabeza, matándolo en el acto. El propio Hathcock reconoció que, para lograr ese disparo, Phantom Slayer tenía que estar en ese mismo instante apuntándole directamente a él. Hathcock se había adelantado por cuestión de décimas de segundo.
Su última misión importante fue la eliminación de un general norvietnamita en una región cercana a la frontera. Hathcock fue trasladado a la zona en helicóptero y luego se movió por la jungla durante cuatro días y tres noches, casi sin dormir, llegando a sufrir la mordedura de una víbora, hasta tener a su objetivo en el punto de mira y abatirlo, como era habitual, de un sólo disparo.
Poco después, Hatchcock fue enviado de vuelta a casa a comienzos de 1968. Pero añoraba la acción, así que en 1969 solicitó ser enviado de vuelta a Vietnam, y le fue concedido el mando de un pelotón de francotiradores. Sin embargo, no llegaría a entrar en combate: en septiembre de ese año, el vehículo anfibio LVT-5 que lo transportaba pisó una mina antitanque en la llamada Ruta 1, camino de Khe Shanh. Hathcock logró sacar del vehículo a siete marines heridos antes de quedar gravemente afectado por las llamas, con quemaduras en el 46% de su cuerpo. Tuvo que ser evacuado, primero al buque-hospital USS Repose, luego a un hospital de Tokyo y, finalmente, al centro de quemados del Hospital Militar Brooke, en San Antonio (Texas). Por su acción, recibió la Estrella de Plata y el Corazón Púrpura. Tras una larga convalecencia, fue nombrado instructor de francotiradores en la escuela de los marines en Quantico (Virginia). Oficialmente, se le atribuyen 93 enemigos abatidos. Sin embargo, la cifra real seguramente es muy superior y puede rondar los 200, ya que en el ejército norteamericano son muy estrictos a la hora de reconocer las bajas de sus francotiradores y normalmente hace falta un testigo (aparte del observador). Además, muchos de sus blancos fueron eliminados más allá de sus líneas, con lo que no se podía verificar su muerte.
En 1975 le fue diagnosticada esclerosis múltiple. En 1979, cuando apenas le faltaban 55 días para cumplir los 20 años de servicio, fue licenciado por motivos de salud. Para Hathcock, cuya vida giraba en torno al ejército, supuso prácticamente una traición y cayó en una profunda depresión que lo llevó al alcoholismo, y casi destruye su matrimonio con Jo Winstead, con quien llevaba casado desde el 62. Finalmente logró superarlo y se convirtió en entrenador de los francotiradores de los SWAT de la policía de Virginia Beach desde 1984 hasta su muerte en 1999, de forma totalmente gratuita.
Tuvo un hijo, Carlos Norman Hathcock III, que siguiendo la tradición familiar se alistó en los marines y se hizo francotirador.

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