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domingo, 11 de mayo de 2014

La gran evasión (I): La fuga de Stalag Luft III

Stalag Luft III

Los Stalag Luft (abreviatura de Stammlager der Luftwaffe) fueron una serie de seis campamentos de prisioneros construidos específicamente por el ejército nazi para albergar prisioneros de las fuerzas aéreas aliadas. El más famoso de ellos fue, sin duda, el Stalag Luft III, cercano a la ciudad de Sagan (actualmente en territorio polaco), donde tuvo lugar una de las fugas más célebres de toda la guerra, que luego sería llevada al cine en 1963 en la película La gran evasión.
El campo se terminó de construir en marzo de 1942, y en abril llegaron sus primeros prisioneros. Primero fueron británicos y norteamericanos, pero luego se sumaron soldados de una docena de nacionalidades diferentes. En su momento álgido llegó a albergar a 10949 prisioneros, repartidos entre 7500 norteamericanos, 2500 ingleses y 900 de otros países. Muchos de ellos, considerados presos peligrosos e incómodos; no en vano, el Stalag Luft III tenía fama de ser el campo de prisioneros más seguro de Alemania...
La primera fuga exitosa del campo tuvo lugar el 19 de octubre de 1943: utilizando como camuflaje un potro de gimnasia, tres oficiales, los tenientes Michael Codner, Eric Williams (británicos) y Oliver Philpot (canadiense) cavaron un túnel y huyeron. Los tres consiguieron volver a Inglaterra: los dos primeros, a bordo de un carguero danés y el tercero, vía Suecia.
El éxito de esta fuga dio ánimos a Roger Bushell para seguir con el plan que llevaba preparando desde la primavera de ese año. Bushell, jefe de escuadrón británico, había dado muchos problemas a los alemanes. Capturado en mayo de 1940, era uno de los prisioneros más antiguos de los nazis, y ya había logrado fugarse en dos ocasiones: en junio de 1941 huyó por un túnel junto a otros 17 hombres de un campo cerca de Frankfurt y fue capturado unos días después, a apenas unos cientos de metros de la frontera suiza; y en octubre de 1941 saltó del tren que lo llevaba a un nuevo campo cerca de Warburg. Fue capturado en Praga en mayo de 1942, durante las redadas masivas que siguieron al asesinato de Reinhard Heydrich, director de la Oficina de Seguridad Central del Reich (un atentado que dicen pudo ser planeado por el propio Bushell). Bushell fue torturado y la familia checa que lo había escondido fue ejecutada por la Gestapo, lo que aumentó, si cabe, el odio de Bushell a los nazis y sus deseos de huir.
Roger Joyce Bushell (1910-1944)
Cuando en octubre de 1942 el comandante Jimmy Buckley, líder del "comité de fugas", fue trasladado al campo Oflag XXI-B en Szubin (Polonia) fue Bushell quien ocupó su lugar. Y cuando Bushell anunció su plan dejó sorprendidos a sus compañeros: Bushell planeaba una fuga masiva, de al menos 200 hombres. Su objetivo no era sólo huir; también pretendía obligar a los nazis a movilizar tantos soldados para buscarlos como fuera posible, retirándolos del frente. Para ello, se decidió cavar no uno, sino tres túneles, llamados en clave Tom, Dick y Harry. Tom, que tenía su entrada en una esquina del barracón 122, era el principal; Harry (cuya entrada estaba disimulada bajo una estufa del barracón 104), el de reserva; Dick (que comenzaba en un desagüe de una de las duchas del barracón 123) serviría de almacén y sería "sacrificado" en caso de que los alemanes sospechasen. Unas precauciones muy acertadas, ya que Tom fue descubierto en agosto de 1943, tras casi cinco meses de trabajo, y fue finalmente Harry el utilizado.
A todo esto, para que los guardias no sospechasen, se seguían produciendo intentos de fuga en el campo. Uno de los más audaces tuvo lugar el 12 de junio de 1942: veinticuatro prisioneros, "escoltados" por dos guardias que eran en realidad prisioneros disfrazados, salieron del campo con la excusa de ser despiojados. Otros seis, también con un guardia falso, les siguieron poco después, pero fueron descubiertos. Los veintiséis primeros fueron capturados en pocas horas.
Pese a trabajar con herramientas improvisadas, los túneles eran obras de ingeniería de gran brillantez. Excavados a ocho metros de profundidad para no ser descubiertos por los guardias, poseían iluminación eléctrica, ventilación y estaban apuntalados con madera procedente de los muebles de los barracones. La tierra que se extraía de las excavaciones era transportada luego por los presos al exterior en bolsas colocadas en el interior de sus pantalones y dispersada por el campo. Los alemanes intuían que existía algún plan de fuga (diecinueve presos "sospechosos" fueron trasladados al cercano campo de Stalag VIII-C) pero todos sus intentos de descubrirlo fueron infructuosos. Paralelamente, se estaba confeccionando todo lo que los huidos iban a necesitar una vez fuera del campo: ropa civil, documentación falsa, mapas, información sobre horarios de trenes y autobuses... Entre los presos que iban a escapar, había dos categorías: los "Presos Prioritarios", aquellos que contaban con más posibilidades de escapar (los que hablaban alemán) e iban a ir en tren; y los "Culos Duros", que realizarían su fuga a pie, en su mayoría dirigiéndose al sur hacia Suiza.

Finalmente, la fuga se programó para la noche del 24 al 25 de marzo de 1944, aprovechando que era una noche sin luna. Sin embargo, no salió como esperaban. El suelo estaba congelado y les llevó más tiempo del proyectado excavar el último tramo hasta la superficie. Y cuando lo consiguieron descubrieron que habían fallado en sus cálculos; pese a que el túnel medía 102 metros, se habían quedado a 10 metros del límite del bosque. La salida del túnel estaba en la franja de terreno despejado que rodeaba el campo, por lo que la salida de los fugados tuvo que sincronizarse con el paso de las patrullas. Esto demoró mucho a los presos; cuando la alarma saltó, poco antes de las cinco, sólo 87 prisioneros habían logrado huir, aunque once de ellos fueron capturados casi de inmediato en el bosque.
De inmediato se lanzó una enorme operación de busca y captura por toda Alemania. Tal y como había previsto Bushell, centenares de soldados y policías fueron movilizados para perseguir a los prisioneros. Adolf Hitler montó en cólera cuando se enteró de la fuga. Furioso, ordenó ejecutar a los prisioneros huidos en cuanto fueran capturados, al oficial al mando del campo, el coronel Wilhelm von Lindeiner, al oficial al cargo de la seguridad, a los soldados que estaban de guardia durante la fuga y al arquitecto que había diseñado el campo. Aunque luego sus consejeros le hicieron recapacitar y suspendió la pena de muerte para los alemanes (aunque Lindeiner fue destituido y sometido a consejo de guerra). No así con los presos; a pesar de que fue advertido de que su actuación era contraria a la Convención de Ginebra en lo respectivo a los prisioneros de guerra, cincuenta de los presos (entre ellos Bushell) fueron entregados tras su captura a la Gestapo y ejecutados sumariamente, en solitario o por parejas, como escarmiento y advertencia a sus compañeros. En la mayoría de los casos, los presos fueron asesinados durante su traslado; se hacía una parada, se le decía que bajasen a estirar las piernas... y se les disparaba un tiro en la nuca. De esos 50, una veintena eran británicos, pero había además de otras once nacionalidades: canadienses, polacos, australianos, sudafricanos... Estos son los cincuenta asesinados:
- Roger Bushell (GBR) y Bernard Scheindhauer (FRA), ejecutados cerca de Saarbrücken.
- Thomas Catanach (AUS), Arnold Christensen (NZL), Haldor Espelid (NOR) y Nils Flugesang (NOR), asesinados en Kiel
- Romualdas Marcinkus (LIT), Tim Walenn (GBR), Henri Picard (BEL) y Gordon Bretell (GBR), capturados en Schneidemühl y ejecutados cerca de Sagan
- Albert Hayter (GBR), capturado cerca de Mulhouse.
- Antoni Kiewnarski (POL), Kazimierz Pawluk (POL), Sortiros Skanzikas (GRE) y James Wernham (CAN), capturados cerca de Hirschberg.
- Gordon Kidder (CAN), Reginald Kierath (AUS), Leslie G. Bull (GBR), Thomas Kirby-Green (GBR) y Jerzy Mondschein (POL), capturados en la frontera alemano-checoslovaca.
- Ernst Valenta (CHE), Dennis Cochran (GBR), Brian Evans (GBR), George McGill (CAN), William Grisman (GBR), Alastair Gunn (GBR), Albert Hake (AUS), Edgar Humphreys (GBR), Michael Casey (GBR), Ian Cross (GBR), Wlodzimierz Kolanowski (POL), Patrick Langford (CAN), Thomas Leigh (GBR), James Long (GBR), Henry Birkland (CAN), Stanislaw Krol (POL), Clement McGarr (SAF), John E. A. Williams (AUS), Harold Milford (GBR), John Pohe (NZL), Robert Stewart (GBR), John Stower (GBR), Denys Street (GBR), Cyril Swain (GBR), John F. Williams (GBR), George Wiley (CAN), capturados en distintas localidades y encerrados en la prisión de Görlitz, de donde saldrían para ser ejecutados. También estuvo en Görlitz Charles Hall (GBR), que dejó escrito en la pared de la celda en la que pasó su última noche "Nosotros que vamos a morir os saludamos".
- Johannes Gouws (SAF) y Rupert Stevens (SAF), capturados y ejecutados cerca de Munich
- Pawel Tobolski (POL), capturado en las cercanías de Berlín
Otros 23 presos fueron llevados de vuelta a prisión, 17 de ellos a Stalag Luft III y los demás a otros campos como el de Sachsenhausen. Sólo tres de los presos fugados lograron huir y volver a territorio británico a través de países neutrales: tres pilotos de la RAF, dos noruegos, Per Bergsland y Jens Müller, que lograron llegar en barco a Suecia, y un holandés, Bram van der Stok, que llegó a España con la ayuda de la Resistencia francesa, tras atravesar media Europa.
El nuevo director del campo, el teniente coronel Erich Cordes, impuso un régimen mucho más severo para los presos, con inspecciones sorpresa y revisiones periódicas para asegurarse de que no faltaban muebles ni materiales que pudieran estar siendo usados en nuevos planes de fuga. Varios trabajadores civiles del campo fueron asimismo ejecutados por la Gestapo por no haber denunciado en su día la desaparición de materiales que luego habían sido usados en los túneles.

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