Verba volant, scripta manent

martes, 5 de septiembre de 2017

Los basters

Mujeres basters con sus trajes tradicionales


Una de las comunidades más peculiares del sur de África es la de los basters, un grupo étnico que vive mayoritariamente en Namibia y que ha conservado durante décadas su cultura y tradiciones propias. Los basters son descendientes de los hijos mulatos que los colonos europeos (fundamentalmente holandeses, pero también franceses e ingleses) tuvieron con mujeres africanas, especialmente de la tribu Khoikhoi (conocidos comúnmente como hotentotes) a raíz del establecimiento de la Colonia del Cabo en África del Sur a mediados del siglo XVII. Su nombre, basters, deriva de la palabra holandesa bastaards (bastardos), que a pesar de su origen peyorativo ellos han adoptado con orgullo como una señal de identidad.

Aunque nunca tuvieron los mismos derechos que los colonos blancos, durante los primeros tiempos de la colonia los mulatos tuvieron una consideración superior a la de los habitantes nativos, e incluso muchos de ellos consiguieron ser propietarios de sus propias granjas. Sin embargo, conforme la colonia iba aumentando de población y el terreno cultivable comenzaba a escasear, la presión sobre ellos por parte de las autoridades y de sus vecinos blancos aumentó. Algunos optaron por convertirse en criados y peones, pero aquellos que rechazaban la discriminación a la que eran sometidos y querían preservar su independencia se vieron forzados a trasladarse hacia los límites de la colonia. A mediados del siglo XVIII, la mayoría de los granjeros basters se concentraba en el distrito de Khamiesberg, en el extremo noroccidental de la colonia. De allí también tuvieron que mudarse por la presión de los otros colonos, trasladándose hacia la frontera interior de la colonia, la zona menos apetecible para los granjeros. Su situación no mejoró cuando los británicos ocuparon la colonia en 1795, ocupación que pasó a ser definitiva cuando en 1814 los holandeses cedieron la posesión de la colonia al Reino Unido.

Fue a finales del siglo XVIII cuando los basters comenzaron a organizarse en comunidades regidas por un Consejo o Raad, al frente del cual estaba un Jefe o Kaptein, que eran elegidos anualmente en una asamblea, en la que también se aceptaban nuevos miembros. El Raad se encargaba de velar por el orden dentro de la comunidad, castigar infracciones y faltas y de dirimir pleitos y discusiones por asuntos de tierras. Durante la asamblea que la comunidad de los basters de De Tuin celebraron el 24 de marzo de 1868 se decidió emigrar más allá de las fronteras de la colonia para encontrar nuevos territorios libres en los que asentarse y dejar atrás de una vez por todas la discriminación y las arbitrariedades que padecían.

El primer Consejo baster (1872). Hermanus van Wyk es el segundo por la derecha
La primera avanzadilla estaba formada por unas 30 familias lideradas por el Kaptein Hermanus van Wyk y partió de De Tuin en 1869. Esta expedición acabó por asentarse en una amplia llanura entre los desiertos de Namib y Kalahari, fundando la ciudad de Rehoboth, a unos noventa kilómetros al sur de la actual capital de Namibia, Windhoek. A esos pioneros les siguieron otras familias y la población de Rehoboth comenzó a crecer. El 23 de septiembre de 1870, en la llamada conferencia de paz de Okahandja, los basters acordaron establecer relaciones pacíficas con las tribus locales (namas y hereros), aunque eso no evitaría en años posteriores algunos enfrentamientos armados, debidos fundamentalmente a la tendencia de sus vecinos de robarles ganado, una de las bases de la economía baster. En 1870 ya había 333 habitantes en Rehoboth, que aumentaron a 800 en 1874 y 1500 en 1885. Algunas de esas familias siguieron viaje hacia el norte, estableciéndose en la ciudad angoleña de Lubango.

Bandera de los basters de Rehoboth
En 1872, los basters proclamaron la Rehoboth Gebiet, la República Libre de Rehoboth. Establecieron que el poder ejecutivo recayera en un Kaptein elegido de manera vitalicia (el primero fue Hermanus van Wyk, que ostentó el cargo hasta su muerte en 1905), ayudado por un Consejo cuyos miembros eran elegidos por él. Además, había un Consejo Ciudadano (Volksraad) cuyos miembros eran elegidos cada cinco años, y que detentaba el poder legislativo. También tenían una constitución; las conocidas como Vaderlike Wette (Leyes de los padres), cuya primera versión databa de diciembre de 1868, y que fue posteriormente reescrita y extendida en 1872 y 1874. En ella se recogían no sólo disposiciones políticas (como la ciudadanía o el gobierno), sino también regulaciones civiles y leyes criminales. Entre otras disposiciones, establecía que todo burger (ciudadano) varón tenía derecho a recibir de manera gratuita una parcela de terreno cultivable al cumplir los 18 años. Para ser ciudadano de Rehoboth había dos vías: por nacimiento (siendo hijo de un ciudadano) o bien siendo aceptado por las autoridades. La ciudadanía no estaba condicionada por la raza; aunque la gran mayoría de la población eran de origen mulato, también hubo blancos y negros que fueron aceptados como ciudadanos, con los mismos derechos que los basters.


Los basters vivieron así de manera independiente hasta que en 1884 el Imperio Alemán reclamó el control de toda la región, convirtiéndola en una colonia con el nombre de África del Sudoeste Alemana. El 11 de septiembre de 1885, Hermanus van Wyk firmaba con los alemanes el llamado Schutz und Freundschaftsvertrag (Tratado de Protección y Amistad), por el cual el gobierno alemán reconocía a los basters (a los que consideraba población nativa y no europea) el derecho a conservar sus instituciones y autogobierno. Un segundo tratado firmado en 1895 establecía la creación de una milicia armada entre los basters que actuaría como apoyo de las tropas coloniales alemanas en sus luchas contra las tribus locales. A la muerte de Hermanus van Wyk en 1905 no se aprobó la elección de un nuevo Kaptein; en su lugar, los alemanes nombraron un Basterrat o Consejo de los Basters, que funcionó hasta 1914, en que fue elegido como Kaptein Cornelius van Wyk, el hijo de Hermanus.

Soldados basters con el uniforme alemán durante la Primera Guerra Mundial
Las relaciones entre basters y alemanes permanecieron amistosas hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. En ese momento, el ejército colonial alemán (Schutztruppe) decretó el alistamiento forzoso de todos los ciudadanos de Rehoboth en edad de combatir. Los basters se negaron; temiendo perder su autonomía ante una más que probable derrota de los alemanes ante las tropas sudafricanas, prefirieron permanecer neutrales. Sin embargo, terminaron por aceptar, solicitando ser destinados únicamente a labores tras las líneas. Aún así, en febrero de 1915, los reclutas basters fueron asignados como guardianes en el campo de prisioneros de Uitdraii, lo que levantó muchas protestas; los basters no querían inmiscuirse en una guerra entre blancos y los prisioneros sudafricanos no querían ser custodiados por los que según su punto de vista no eran sino soldados negros.

Ante el deterioro de la situación, el 1 de abril de 1915 Cornelius van Wyk se entrevistó en secreto con Louis Botha, primer ministro de Sudáfrica, para negociar la conservación de su autonomía a cambio de su neutralidad. La situación degeneró en los siguientes días; ante el avance sudafricano, los alemanes decidieron retirarse hacia el norte y llevarse consigo a sus prisioneros, y con ellos a los guardianes basters. Estos se negaron, temiendo ser considerados combatientes por los sudafricanos. Ante la inminente partida de las tropas alemanas, centenares de reclutas basters desertaron la noche del 18 de abril para regresar a Rehoboth. El 22 de abril el teniente coronel Bothe informaba por escrito al Consejo baster que habían violado el tratado de protección y sus actos eran considerados hostiles hacia Alemania; el gobernador alemán, Theodor Seitz, anuló el tratado y dio orden de atacar Rehoboth. En los días siguientes se sucedieron las escaramuzas entre alemanes y basters, sin perdonar ni a los civiles (fueron asesinados numerosos granjeros alemanes y basters, entre ellos dos hijos de Cornelius van Wyk). Muchos basters huyeron con sus familias para refugiarse en las montañas.

Monumento en conmemoración de la Batalla de Sam Khubis
Una joven baster de 14 años que trabajaba en un campamento alemán oyó una conversación que hablaba de un inminente ataque militar contra los basters. Rápidamente hizo saber esta noticia a van Wyk, el cual se atrincheró con un contingente de unos 700 u 800 hombres en Sam Khubis, una posición montañosa a unos 80 kilómetros al sudoeste de Rehobock. Allí, el 8 de mayo de 1915, se produjo la Batalla de Sam Khubis: pese a los continuos ataques alemanes, superiores en número y armados con artillería y ametralladoras, la posición baster resistió hasta el anochecer. Apenas les quedaba munición, y un nuevo ataque seguramente les habría derrotado; pero, milagrosamente, a la mañana siguiente las tropas alemanas se retiraron, temerosas del avance sudafricano.

Tras la derrota alemana, el África del Sudoeste quedó bajo control militar sudafricano hasta 1919; en esa fecha, la Sociedad de Naciones otorgó a Sudáfrica el control administrativo de la región. Los sudafricanos impusieron el mismo sistema de apartheid que funcionaba en su país natal; los basters pasaron entonces a tener la misma consideración que la población negra, y se les anularon los derechos y privilegios que les habían reconocido los alemanes. En 1923 algunos miembros del Consejo Ejecutivo y del Volksraad firmaron un acuerdo con las autoridades sudafricanas; un acuerdo al que, sin embargo, la mayor parte de los basters se oponía, lo que generó un cisma que provocó la formación de un Nuwe Raad (Nuevo Consejo), opuesto al ya existente. Esta división duró hasta 1933, en que se formó un nuevo Consejo elegido por toda la comunidad.

Durante el gobierno sudafricano, aunque discriminados y habiendo perdido buena parte de su independencia (los dirigentes basters enviaron numerosas peticiones, primero a la Sociedad de Naciones y luego a su sucesora, las Naciones Unidas, pidiendo recuperar su autonomía), los basters consiguieron mantener cierta soberanía sobre los asuntos internos de Rehoboth. En 1966 la ONU dio por terminada la administración sudafricana de la región, pero ésta continuó de facto. En 1976 los sudafricanos concedieron una autonomía parcial a los basters, convirtiendo Rehoboth y los territorios circundantes en un territorio semiautónomo con un estatus similar al de los bantustanes sudafricanos, con el nombre de Basterland o Baster Gebiet.

El Consejo baster a principios de los ochenta.
La independencia de Namibia en marzo de 1990 puso fin a la autonomía baster. El nuevo gobierno, controlado por el partido SWAPO (South West Africa People's Organization), antigua organización guerrillera, anuló los privilegios de los basters, con la excusa de no hacer diferencias entre los ciudadanos del nuevo país. Los basters se opusieron e incluso llegaron a proclamar su independencia, ocupando la ciudad y negándose a negociar con la nueva administración. El gobierno namibio se vio obligado a enviar tropas que en septiembre de 1990 retomaron el control de la ciudad e incautaron todas las propiedades del antiguo gobierno baster, incluidos los terrenos comunales.

Desde entonces, los basters han peleado por recuperar su autonomía. Irónicamente, muchos de ellos añoran los tiempos del apartheid, ya que pese a estar discriminados con respecto a la población blanca aún podían mantener una cierta independencia. Han elevado numerosas quejas a la ONU y a otros organismos internacionales argumentando que el gobierno namibio favorece a los ovambo, la etnia mayoritaria en el país, frente a las demás comunidades. Forman parte de la UNPO (Organización de Países y Pueblos No Representados) junto a nacionalidades como el Tíbet, el Kurdistán, Bretaña o la Cabilia.

John McNab, Kaptein de los basters desde 1999
En la actualidad, los basters conservan numerosas tradiciones y aspectos de su cultura heredados de los holandeses. Hablan afrikaans (el holandés de Sudáfrica), son mayoritariamente calvinistas e incluso su ropa tradicional y sus himnos religiosos derivan de las de los colonos holandeses. En la actualidad no hay un censo detallado, pero se estima que pueden ser entre 35 y 40000 personas, que residen mayoritariamente en Rehoboth y su distrito. Siguen perpetuando sus instituciones tradicionales (el actual Kaptein, John McNab, fue elegido en 1999), aunque carecen de toda autoridad legal.

Para quien quiera saber más, http://rehobothbasters.org/

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