Verba volant, scripta manent

domingo, 4 de febrero de 2018

El accidente del Clipper Eclipse

Lockheed L-049 Constellation

El 18 de julio de 1947, el vuelo 121 de la Pan Am, en ruta de Calcuta a Nueva York, comenzó a tener problemas mecánicos mientras sobrevolaba Oriente Medio. El avión, un cuatrimotor Lockheed L-049 Constellation apodado Clipper Eclipse, que ya había sufrido una avería seria en un vuelo anterior, había partido de Karachi (Pakistán) a las 3:37 de la tarde, y tenía previsto llegar a Estambul unas diez horas y media más tarde. A bordo iban 36 personas: 26 pasajeros y 10 tripulantes. El piloto era el capitán Joseph Hart Jr.

Cuando había transcurrido aproximadamente la mitad del vuelo, el capitán Hart decidió abandonar la cabina para tomarse un descanso, dejando los controles al tercer oficial, un joven piloto de 25 años que durante la guerra había volado en 89 misiones de bombardeo en el frente del Pacífico, alcanzando el rango de capitán. Aquel joven no tenía asignadas funciones en el vuelo, ya que se encontraba en lo que en jerga se conoce como "deadheading": un empleado de la compañía que viaja como un pasajero común para incorporarse a su puesto. Pero aún así, el capitán Hart consideró oportuno dejarlo a los mandos mientras descansaba.

Al poco de que el capitán se retirara, el motor número 1 comenzó a fallar debido a un problema con el balancín de escape, que obligó al piloto a desconectarlo. Hart, de vuelta en su puesto, decidió continuar viaje con el motor apagado, ya que el avión podía seguir volando con solo tres motores y no se fiaba de los aeródromos locales, de los que creía que no serían capaces de reparar la avería lo suficientemente rápido. Sin embargo, el exceso de trabajo hizo que los restantes motores empezaran a recalentarse, obligando a la tripulación a disminuir la altitud de vuelo para enfriarlos y a reducir su potencia para no someterlos a tanto esfuerzo.

A eso de las diez de la noche, el avión emitió una llamada por radio a los aeródromos más cercanos informando de su situación y de los problemas a bordo. La base de la RAF en Habbaniyah, a unos 90 kilómetros al oeste de Bagdad, les ofreció sus instalaciones para aterrizar, pero Hart, de nuevo preocupado con la posibilidad de que no pudieran reparar allí su avión, decidió seguir adelante.

A las 11:30 de la noche, sin embargo, una alarma saltó en la cabina: el motor número 2 se había sobrecalentado de una manera peligrosa. Los sistemas contraincendios no funcionaron, y muy pronto el motor comenzó a arder. Sabiendo que no aguantarían mucho en el aire, Hart intentó llegar al aeropuerto sirio de Deir-ez-Zor para efectuar un aterrizaje de emergencia, ordenó enviar un mensaje de socorro y envió al tercer oficial para advertir al pasaje de que se prepararan para un posible accidente. El joven procuró tranquilizar a los pasajeros, repasó con ellos las medidas ante un aterrizaje de emergencia y ordenó a los tripulantes ocupar sus asientos y prepararse para el choque, y luego se sentó junto a una joven que viajaba sola y estaba visiblemente alterada, intentando calmarla.

El motor número 2 continuó ardiendo hasta que acabó por desprenderse del ala y caer al vacío. El combustible que escapaba por los conductos ahora rotos extendió el incendio por toda el ala y, a eso de las tres y media de la mañana del día 19, hora local, el avión se estrellaba en el desierto sirio, cerca del río Éufrates y no muy lejos del pueblo de Mayadin. El choque partió en dos la aeronave, y quince personas (ocho pasajeros y siete tripulantes) murieron y varias más resultaron heridas de diversa consideración. En cuanto al joven tercer oficial, pese a tener dos costillas rotas y otras heridas, estuvo ayudando a evacuar a los supervivientes del avión, hasta que el fuego se extendió por todo el aparato.

El capitán Hart y el resto de la tripulación de la cabina habían muerto en el choque. Solo tres tripulantes habían sobrevivido: el sobrecargo, un auxiliar de vuelo y el tercer oficial, lo que convertía a éste en el único oficial de vuelo superviviente y lo colocaba al mando de la situación. Mientras atendían a los heridos, vio a lo lejos una línea de telégrafo y envió a dos equipos de dos personas siguiendo la línea en ambas direcciones, buscando algún lugar habitado. Uno de aquellos grupos volvió tras encontrar una población que resultó ser Mayadin. El tercer oficial, pese a sus heridas, recorrió más de seis kilómetros por el desierto hasta llegar a Mayadin sobre las ocho de la mañana del día 19, y pudo encontrar un teléfono desde donde dio aviso del accidente al aeropuerto de Deir-ez-Zor. El ejército sirio envió enseguida tropas que los rescataron antes del mediodía. Los heridos de mayor gravedad fueron evacuados por avión a Beirut mientras que los que tenían heridas menos serias fueron atendidos en el hospital de la misión presbiteriana de Deir-ez-Zor y luego trasladados a Damasco. La mayoría de los supervivientes del accidente regresaron a Estados Unidos el día 23, salvo el tercer oficial, que tuvo que quedarse un par de semanas en Siria para colaborar con las autoridades en la investigación del accidente.

La investigación oficial del accidente llevada a cabo por el Civil Aeronautics Board (CAA), que se cerró en febrero de 1948, eximió de toda responsabilidad a los miembros de la tripulación; es más, elogió la actuación de los tres tripulantes supervivientes. Culpó en cambio a la Pan Am, por su poca diligencia al no haber sustituido el motor 2 (el que se había incendiado) que ya había sufrido anteriormente diversos fallos.

Eugene Wesley "Gene" Roddenberry (1921-1991)
Aquel joven piloto renunciaría a su empleo en la Pan Am poco después del final de la instrucción sobre el percance. El accidente (el tercero que sufría en su vida) le había cambiado; ya no deseaba seguir pilotando, y estaba decidido a cumplir un viejo sueño que había estado aplazando algún tiempo: convertirse en escritor y guionista de cine y de televisión. Se llamaba Eugene Roddenberry (aunque casi todo el mundo le llamaba Gene) y había nacido en El Paso (Texas) en 1921. Tras mudarse a Los Angeles y trabajar durante algunos años para el Departamento de Policía, logró por fin alcanzar la meta que se había fijado y convertirse en guionista. Y tras escribir guiones para numerosas series de televisión, en 1966 ideó y escribió una de las series más famosas e influyentes de la historia de la televisión: Star Trek.


2 comentarios: