Verba volant, scripta manent

lunes, 11 de marzo de 2013

Daniel Day-Lewis



El actor británico Daniel Day-Lewis ha hecho historia hace apenas unos días al convertirse en el primer actor en recibir tres premios Oscar al mejor actor protagonista. Nadie duda de su talento interpretativo... pero es cierto que Lewis se implica con sus personajes hasta un extremo que en ocasiones resulta sorprendente y otras... inquietante.
Uno de sus primeros papeles importantes fue el de Tomas, el médico adicto al sexo protagonista de la adaptación cinematográfica de La insoportable levedad del ser (1988). Para su rodaje, aunque no lo necesitaba, aprendió a hablar checo, idioma en el que había sido escrita la novela de Milan Kundera.
Al año siguiente llegó el papel que verdaderamente le convertiría en un actor famoso y le valdría su primer Oscar: en Mi pie izquierdo interpretó a Christy Brown, un irlandés que pese a su parálisis cerebral consiguió convertirse en un reconocido pintor y escribir su biografía. Para este papel no le bastó con convivir durante dos meses con niños aquejados de parálisis cerebral en un hospital; durante el rodaje, insistió en comportarse como si realmente sufriera esa discapacidad: había que vestirlo, darle de comer y transportarlo de un lado a otro del plató. Tal fue su implicación que acabó con dos costillas rotas por la larga inmovilidad.
Siguiente papel: El último mohicano (1992). Para interpretar a un hombre que ha vivido toda su vida en plena naturaleza, Day-Lewis no sólo trabajó durante meses en el gimnasio para adquirir el físico adecuado; además, aprendió a cazar y a sobrevivir por sus propios medios, y también a disparar un fusil de avancarga que llevaba consigo casi todo el día (se dice también que, mientras duró el rodaje, se alimentó exclusivamente de lo que cazaba).
En 1993, Martin Scorsese le reclamó para protagonizar La edad de la inocencia. Se instaló en el Hotel Plaza de Nueva York y se pasó dos meses vistiendo con la moda de 1870, bastón incluído, para así manejarse con la soltura que lo hubiera hecho su personaje: un caballero de clase alta de la Nueva Inglaterra de finales del XIX.
También de 1993 data En el nombre del padre. Day-Lewis era aquí un joven norirlandés encarcelado injustamente acusado de cometer un atentado del IRA. Para conocer de primera mano las sensaciones de un preso, estuvo encerrado varios días en la cárcel abandonada donde se rodó la película. Incluso pagó a varias personas para que le insultasen y le arrojasen cubos de agua helada, para vivir de primera mano el maltrato del que había sido víctima su personaje.
Para El crisol (1996), ambientada en el siglo XVII, insistió en vivir como lo hubiera hecho su personaje. Es decir, en una casa de madera en pleno campo, sin electricidad no agua corriente... y sin ducharse ni una sola vez en varios meses. Y para acostumbrarse al trabajo físico, ayudó a construir los decorados.
En 1997 llegó The boxer, donde daba vida a un ex-boxeador que salía de prisión tras pasar encarcelado catorce años por pertenecer al IRA. ¿Os imagináis lo que hizo? Efectivamente, aprender a boxear. Pero no se limitó a recibir unas clases: se entrenó durante 18 meses con gran entusiasmo. Tanto, que su entrenador, el excampeón mundial del peso pluma Barry McGuigan, llegó a decir que si hubiera querido hubiera podido hacerse profesional.
En 2002 Scorsese volvió a llamarlo para Gangs of New York. En ella. Day-Lewis interpretaba a Bill el Carnicero, líder de una banda callejera. Pues bien, no sólo trabajó como aprendiz de carnicero (para aprender a despiezar carne con la misma habilidad que su personaje) y aprendió a lanzar cuchillos, sino que solía vestirse con ropas similares a las del siglo XIX, lo que le causó una neumonía... de la que tampoco quiso ser tratado con medicina moderna.
En 2005 rodó The Ballad of Jack and Rose, a las órdenes de su esposa, Rebecca Miller. Interpretaba a un hombre, enfermo terminal, que vive con su hija en una isla apartada, en una comuna. Para recrear esa sensación de aislamiento y soledad, dejó durante un tiempo de vivir con su familia y se instaló por su cuenta sin tener contacto con ellos.
Llegamos a 2009 y Pozos de ambición (su segundo Oscar). Day-Lewis es Daniel Plainview, un humilde trabajador que se enriquece con el petróleo y acaba siendo un tirano sin escrúpulos. El actor Ken O'Neill, que interpretaba a su principal antagonista, el sacerdote Paul Sunday, dejó el rodaje a los pocos días, siendo sustituído por Paul Dano; dicen que se asustó por la intensidad de Day-Lewis. Dano no lo tuvo más fácil; al parecer, en una escena en la que Plainview ataca a Sunday con bolas de jugar a los bolos, Day-Lewis utilizó bolas reales. Y además, por aquello de la verosimilitud, aprendió a manejar maquinaria de perforación petrolífera de principios de siglo.
Y por fin, 2012, y su tercer Oscar por Lincoln. Trabajó intensamente para conseguir el acento de Kentucky del presidente norteamericano. Y durante el rodaje, prohibió a hablar a los miembros británicos del equipo. Temía que al escucharlos recuperara su acento nativo. Además, solía enviar mensajes de texto a Sally Field, que interpreta a su esposa, firmándolos "Afectuosamente, A".

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