Verba volant, scripta manent

viernes, 3 de mayo de 2013

El día que la USAF bombardeó Oklahoma



Boise City es una tranquila ciudad del estado norteamericano de Oklahoma. Tiene menos de 1300 habitantes y no está demasiado lejos de las fronteras de los estados de Kansas, Texas, Nuevo México y Colorado. Fundada en 1908 por J. E. Stanley y A. J. Kline, dos promotores que acabarían encarcelados por estafa por vender a miles de incautos terrenos en lo que ellos describían como una ciudad hermosa y pujante, con servicios y negocios, y que en realidad era un villorrio perdido en medio de ninguna parte. Poco más ha sucedido destacable en Boise a lo largo del último siglo. Excepto una cosilla sin importancia... se trata de la única ciudad continental norteamericana bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque fuese por su propia fuerza aérea.
Era la madrugada del 4 al 5 de julio de 1943. Los ciudadanos de Boise dormían a pierna suelta tras celebrar la fiesta nacional del 4 de julio. Las calles estaban en completo silencio y todo estaba a oscuras. La única actividad eran unos cuantos camioneros que tomaban algo en el café local y alguna que otra pareja rezagada que se iba a casa. En medio de la oscuridad del pueblo, sólo destacaba la plaza del juzgado, iluminada por cuatro brillantes farolas eléctricas en sus esquinas.
Esa misma noche, cuatro bombarderos B-17 Flying Fortress habían despegado de la base aérea de Dalhart (Texas), distante apenas cincuenta kilómetros de Boise. Su misión consistía en un ejercicio rutinario de bombardeo nocturno. El objetivo era bombardear un blanco cerca de Conlen, en pleno desierto texano. Pura rutina, un entrenamiento sin complicaciones. Además no tendrían problemas para localizar su blanco en plena noche, ya que se trataba de una parcela de terreno baldío iluminada por cuatro luces eléctricas en sus esquinas...
Desafortunadamente, la ruta del escuadrón pasaba muy cerca de Boise. El navegante del grupo, joven y algo inexperto, tuvo una terrible confusión. Conlen distaba todavía sesenta kilómetros, pero al ver la plaza de Boise perfectamente iluminada, creyó haber llegado ya al objetivo, y dio luz verde al primer avión para que iniciara el bombardeo.
La primera bomba cayó sobre un garaje propiedad de un tal F. F. Bourk, a escasos metros de un edificio donde dormían ocho personas, entre adultos y niños, agujereando el tejado y dejando un cráter en el suelo. La segunda bomba estalló en las inmediaciones de la iglesia baptista, abriendo un gran agujero de más de un metro de profundidad en el jardín y destrozando sus ventanas. La tercera cayó en una acera, a pocos metros de un camión cargado de combustible que salía de la ciudad. La cuarta, en las inmediaciones de McGowan's, una casa de huéspedes, y bastante cerca de otro camión de combustible que estaba aparcado. La quinta, en un pequeño patio. Y la sexta, ya lejos del centro, cerca de las vías del tren. Por suerte, se trataba de bombas de entrenamiento de 100 libras, cargadas con dos kilos de dinamita y cuarenta y cinco de arena, y los daños fueron escasos. Pudo haber sido peor, ya que entre los camiones aparcados en el café había uno cargado con municiones, que de haber sido alcanzado podía haber causado grandes destrozos, pero su conductor lo sacó de la ciudad en cuanto empezaron a caer las bombas. Afortunadamente, el bombardeo provocó sólo daños materiales y no personales.
Las explosiones provocaron el pánico entre los habitantes de Boise. Muchos de ellos trataron de huir a toda prisa de la ciudad o ponerse a salvo. En medio del caos, algunos conservaron la sangre fría para actuar con sensatez. Así, Frank Garrett, empleado de la compañía eléctrica, cortó el suministro dejando a la ciudad totalmente a oscuras, dejando al bombardero sin referencias. Y John Adkins, el oficial de defensa aérea de la ciudad, telefoneó inmediatamente al FBI de Oklahoma City, y envió un telegrama con el mensaje "Boise City bombardeada a la 1 a.m. Impactos en un garaje y en la iglesia baptista". Además, un par de soldados destinados en Dalhart que estaban en Boise disfrutando de un permiso telefonearon a la base que, sospechando enseguida lo ocurrido, avisó por radio a los B-17. Inmediatamente, los aviones se retiraron. Todo el ataque había durado apenas 30 minutos.
Al día siguiente, se presentaron en Boise el comandante C. E. Lawrence, oficial al mando de la base de Dalhart, junto a cinco de sus oficiales y un agente del FBI. Presentaron sus disculpas a los habitantes de Boise, explicando que el bombardeo no había sido adrede sino fruto de una lamentable equivocación, además de hacer un examen de los daños causados (la valoración oficial de los destrozos fué de aproximadamente 25 $).
Lo cierto es que los vecinos enseguida se repusieron del susto y el bombardeo acabó siendo parte del folclore local. El incidente salió en las portadas e hizo a Boise City famosa en todo el país. El periódico local solicitó, medio en broma medio en serio, reflectores y artillería antiaérea para la ciudad. Incluso alguien definió más tarde aquel bombardeo como "los treinta minutos más emocionantes de la historia de Boise". Hoy en día, los lugares donde impactaron los proyectiles están señalados por placas y monumentos conmemorativos, y son uno de los principales atractivos turísticos del lugar.
Los miembros de aquella tripulación que bombardeó la pequeña ciudad de Oklahoma se distinguirían más tarde durante la guerra en varios ataques aéreos sobre suelo alemán, y acabarían siendo una de las tripulaciones más condecorados de la contienda. Uno de ellos, incluso, acabó casándose con una joven natural de Boise. Al cumplirse 50 años del suceso, Boise City celebró un homenaje para conmemorar el bombardeo, al que invitó a la tripulación del B-17. Todos rechazaron amablemente la invitación.
Y un último toque humorístico: después del incidente, alguien colocó un cartel en el tablón de anuncios de la base de Dalhart con el siguiente mensaje: Remember the Alamo, remember Pearl Harbor, and for God's sake remember Boise City! (Recordad El Álamo, recordad Pearl Harbor, y por el amor de Dios... ¡recordad Boise City!).

                     Un B-17 Flying Fortress, como el que bombardeó Boise City

                                           Monumento en recuerdo del bombardeo

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