Verba volant, scripta manent

lunes, 1 de julio de 2013

Francotiradores (IV): Otros francotiradores soviéticos de la Segunda Guerra Mundial (I)

Mihail Ilyich Surkov
Si hacemos caso a las estadísticas oficiales rusas, nos hallamos ante el francotirador con más enemigos abatidos de la historia, ya que se le atribuyen nada menos que 702 soldados alemanes muertos. El principal problema es que mucho historiadores ponen en duda los elevadísimos números de blancos abatidos por los rusos; la opinión general es que la propaganda soviética exageró las cifras a sabiendas para aumentar la moral de sus tropas y que en muchos casos a la hora de notificar los enemigos abatidos no se hacían distinciones entre muertos y heridos.
Poco es lo que se sabe de Surkov. Nació en 1921 en Bolshaya Salyr, un pueblo de la región de Krasnoyarsk Krai, en plena tundra siberiana, en el seno de una familia de cazadores y guías, con lo que aprendió desde niño a disparar y a manejar armas. Se alistó en el Ejército ruso en 1941 y fue enviado al frente, donde enseguida demostró su excelente puntería. Adscrito a la 4ª División de Fusileros del 12º Ejército, recibió la Orden de Lenin, la Orden de la Estrella Roja y la Medalla al Valor por su heroísmo, aunque no la distinción de "Héroe de la Unión Soviética", pese a haberla solicitado, y que si fue otorgada a otros francotiradores como Vasili Záitsev.
Apenas se sabe nada de él tras la guerra. Hay dos versiones sobre su final: que volvió a su pueblo, donde murió en 1953; o que dejó el ejército en 1966 y trabajó como electricista.


Vasilij Shalvovich Kvachantiradze
Otro de los francotiradores más eficaces del ejército soviético fué el georgiano Vasilij Kvachantiradze. Un granjero nacido en 1907 en la aldea de Gurianta, que se alistó en 1941 y que fue destinado al 259º Regimiento de Fusileros, al principio como observador, pero luego demostró su puntería y fué ascendido a francotirador. Se le atribuyen 534 bajas enemigas; pero sólo 215 muertes confirmadas (es posible que los 534 fueran los aciertos, sin distinguir entre muertos o heridos). Durante la ofensiva de Vítebsk (verano del 44), Kvachantiradze quedó aislado en el pueblo de Shumilino con parte de su batallón. Rodeado por tropas alemanas, su pericia como tirador mantuvo a raya al enemigo (se estima que pudo abatir, sólo en esa acción, a medio centenar de alemanes) hasta la llegada de tropas de refuerzo que rompieron el cerco.
Kvachantiradze se convirtió en el francotirador más condecorado del Ejército rojo: Héroe de la Unión Soviética, recibió dos veces la Orden de Lenin, la Orden de la Bandera Roja y la Orden de la Guerra Patria, además de la Orden de la Estrella Roja. Dejó el ejército en 1945 y volvió a su pueblo natal, donde fue presidente de una granja colectiva hasta su muerte, en 1950.

Nikolay Yakovlevich Ilyin
Este joven mecánico natural de la aldea de Chemukhin en 1922 se alistó, como muchos otros, en 1941, cuando la Unión Soviética fue invadida por el ejército nazi. En el 50º Regimiento de Fusileros  no tardó en convertirse en uno de los francotiradores mas efectivos durante la batalla de Stalingrado. Murió en combate, alcanzado por el fuego de ametralladora de los tanques alemanes que se batían en retirada, el 4 de agosto de 1943, con 494 muertes confirmadas en su historial y habiendo recibido la Orden de Lenin y la Orden de la Estrella Roja. Su fusil se conserva en el Museo de las Fuerzas Armadas de la URSS.

                                                Vladimir Nikolayevich Pchelintsev

Nacido el 30 de agosto de 1919, hijo de un comandante del ejército. Estudió Geofísica en el Instituto de Minería de Leningrado, a la vez que se convertía en un experto en tiro deportivo. Se presentó voluntario al Ejército en julio de 1941, y fue nombrado comandante del pelotón de reconocimiento del 5º Batallón de Reconocimiento de la 11ª Brigada de Fusileros. De agosto a noviembre de 1942 viajó por Gran Bretaña, EEUU y Canadá, acompañando a la famosa francotiradora Lyudmila Pavlichenko, buscando apoyos para abrir un segundo frente en Europa que aliviase la situación de los soviéticos. En enero de 1943, Pchelintsev alardeaba de haber matado ya a 152 alemanes con sólo 154 disparos. Recibió la Orden de Lenin, la de la Guerra Patria y la de la Estrella Roja. Terminó la guerra con 456 enemigos abatidos.
Después de la guerra continuó en el ejército y se graduó en 1952 en la Academia de Comunicaciones Militares de Leningrado. Pasó a la reserva en 1976 con el grado de coronel y falleció en 2001. Su fusil se encuentra en el Museo de Historia de Leningrado.


Vasiliy Timofeyevich Kurka
Un caso atípico, incluso en el difícil contexto de los combates en el frente ruso, es el de este muy precoz francotirador. Huérfano por culpa de la guerra, este joven ucraniano se unió al Ejército rojo en agosto de 1941, cerca de su aldea natal de Lyubomirka (Ucrania), con apenas 13 años. Al principio llevó a cabo trabajos de reconocimiento y espionaje, aprovechando que su corta edad no despertaba el recelo de los nazis. En una de sus misiones, Vasiliy y Stepan, un sargento que lo acompañaba, fueron apresados por soldados alemanes, pero Stepan convenció a sus captores de que había obligado a Vasiliy a acompañarlo y lo dejaron en libertad. Cumplió su misión y recibió por ello la Medalla al Valor.
Cuando cumplió quince años, Vasiliy empezó su aprendizaje como francotirador, bajo la tutela de Maxim Semyonovich Bryksin, un reconocido francotirador del 726º Regimiento de Fusileros (que acabaría la guerra con más de 300 víctimas). Tras un fructífero aprendizaje, Kurka abatió a su primer enemigo, un francotirador alemán al que engañó con un muñeco de paja que movía utilizando una cuerda. Cada día que pasaba, Kurka se iba convirtiendo en un tirador más certero. Durante la batalla de Radomyshl (6-15 de diciembre de 1943), abatió a dos docenas de soldados alemanes. Poco después recibiría la Orden de la Estrella Roja, por su heroico comportamiento durante la toma de una posición alemana, infiltrándose en solitario hasta su retaguardia, abatiendo a varios enemigos y acabando con un nido de ametralladoras. Y poco después, recibió la Orden de la Bandera Roja, por una acción similar en Dovbish.
Conforme avanzaba la guerra, Kurka y su regimiento avanzaban siguiendo la retirada de los alemanes, por Checoslovaquia y Polonia. Kurka perfeccionaba su técnica cada vez más. De día, era capaz de distinguir a los oficiales de los demás soldados por detalles como si llevaban prismáticos o no. Además, era capaz de abatir soldados enemigos por la noche guiándose sólo por el resplandor de sus cigarrillos.
Pero el logro más insólito de su carrera tuvo lugar en las cercanías de la ciudad polaca de Cisna, donde fue capaz de derribar un avión de reconocimiento Focke-Wulf Fw189 que volaba bajo, alcanzándolo en los motores.
Vassiliy Kurka murió a principios de 1945, durante la liberación de Checoslovaquia. Estaba en un puesto de observación, informando a la artillería rusa de la posición de los morteros enemigos, cuando fue alcanzado por fuego de mortero. Tenía 17 años y, aunque no hay registros fiables, se estima que acabó con la vida de no menos de 200 enemigos.

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