Verba volant, scripta manent

sábado, 12 de octubre de 2013

Séraphine de Senlis

Séraphine Louis, "Séraphine de Senlis", 1864-1942
El París de finales del siglo XIX y principios del XX era un hervidero donde los movimientos artísticos de vanguardia estaban cambiando la manera de entender el arte y a donde artistas de todo el mundo acudían buscando inspiración o reconocimiento. Pero además, también acudían galeristas y marchantes para hacer de intermediarios entre los artistas y los adinerados coleccionistas interesados en comprar sus obras.
Uno de estos galeristas era el coleccionista, escritor y crítico alemán Wilhelm Uhde. Abogado de una familia acomodada (su padre era juez), había estudiado Historia del Arte en Italia antes de instalarse en Paris en 1904, donde rápidamente entró en contacto con los círculos artísticos e intelectuales. Fue de los primeros en comprar obras de pintores como Pablo Picasso o Georges Braque y en 1908 abrió su propia galería, en la rue Notre Dame des Champs, en el barrio bohemio por excelencia, Montparnasse.
En 1912, Uhde se instaló en Senlis, una comuna situada unos cuarenta kilómetros al norte de Paris donde alquiló una pequeña casa. Al poco de llegar, Uhde descubrió un cuadro en casa de su casera que le llamó poderosamente la atención. Una naturaleza muerta de manzanas de un estilo colorista y un tanto ingenuo, que no se parecía a nada de lo que había visto hasta el momento. Preguntó a su casera acerca de su autor y ella, con una sonrisa, le reveló que el cuadro lo había pintado su criada Séraphine, la misma que cada mañana limpiaba el hogar del propio Uhde.
L'arbre de vie (1928)
Séraphine Louis había nacido en Arsy (cerca de Senlis) en 1864. Cuarta hija de un obrero y una campesina, había quedado huérfana siendo una niña, quedando al cuidado de su hermana mayor. Fue pastora de ovejas y con 18 años empezó a trabajar como sirvienta en el convento de las Hermanas de la Providencia en Clermont, donde estuvo veinte años, para luego servir como criada en varias casas de familias acomodadas de Senlis.
Séraphine apenas había ido a la escuela y por supuesto, carecía de cualquier tipo de formación artística. Pero eso no fue obstáculo para ella, que pintaba generalmente de noche, tras terminar sus muchas tareas cotidianas. Era una afición tardía, que había comenzado cuando contaba más de cuarenta años. Pocas personas sabían de esa afición suya, y ninguna de ellas daba la más mínima importancia a sus cuadros, que veían como una excentricidad de una criada solterona. Una idea reforzada por algunos de los extravagantes comportamientos de Séraphine, quien atribuía su inspiración a la Virgen (de quien era muy devota) y a los ángeles, y que en ocasiones salía al campo y hablaba con los árboles y los abrazaba, buscando ideas para sus pinturas. Además, tenía por costumbre mezclar la pintura que utilizaba con otros elementos, como cera de las velas de la iglesia, tierra del cementerio, e incluso sangre, propia o de animales. Pero Uhde estaba fascinado por la vitalidad y la originalidad de su obra, casi exclusivamente de temática vegetal y floral, encuadrada en el llamado "arte naif" (caracterizado por su sencillez e ingenuidad, sus colores brillantes y llamativos, su perspectiva intuitiva, con muchos puntos en común con el arte infantil). Le compró a Séraphine varios de sus cuadros para exponer en su galería parisina. Pero el estallido de la guerra en agosto de 1914 truncó sus planes. Como ciudadano alemán, Uhde tuvo que abandonar Francia con prisas. Los bienes que dejó en Senlis (incluidos los cuadros de Séraphine) se perdieron y su fabulosa colección de arte (que incluía 12 Picassos y 20 Braques, además de obras de Juan Gris, Henri Rousseau o Fernand Léger) fue incautada por el gobierno francés y subastada en 1921.
Grenades sur fond vert (1927)
Uhde no pudo volver a Francia hasta 1924. En 1927 volvió a Senlis y se reencontró con Séraphine, que había seguido pintando: había expuesto algunas de sus obras en la Sociedad de Amigos de las Artes de Senlis, e incluso había vendido alguno de sus cuadros a sus vecinos. Con el apoyo de Uhde, Seraphine empezó a pintar cuadros de gran formato, de hasta dos metros de altura. En 1929 Uhde presentó una exposición llamada "Pintores del Sagrado Corazón", dedicada por entero a obras de estilo naif, en la que además de Seraphine Louis se exhibían obras de Henri Rousseau, André Bauchant, Camille Bombois y Louis Vivin.
La exhibición fue un gran éxito, pero el crack económico de 1929 volvería a interrumpir la relación entre Uhde y Séraphine. Uhde no sólo perdió gran parte de su dinero, sino que muchos de sus clientes millonarios se arruinaron y no pudo seguirle comprando cuadros a Séraphine. Para ella supuso un golpe anímico terrible: se había hecho la ilusión de que gracias a sus pinturas podría pasar una vejez acomodada y sus esperanzas se esfumaban. Además, el dinero que había ganado se había evaporado: su falta de formación, su generosidad y su ingenuidad la hacían presa fácil para aprovechados y estafadores. Su ya delicado equilibrio mental empezó a resquebrajarse y Séraphine comenzó a vagar por las calles de Senlis anunciando el fin del mundo.
Arbre de Jessé (1927/28)
En 1932, Séraphine fue ingresada en el hospital psiquiátrico de Clermont aquejada de "psicosis crónica". No volvería a salir en libertad, ni volvió a pintar nunca. Aunque Uhde, por razones poco claras, dijo que había muerto en 1934, en realidad falleció el 11 de diciembre de 1942, a los 78 años, sola y olvidada por todos, en un anexo del hospital de Villers-sous-Erquery. Dicen algunos que murió de hambre; durante la ocupación nazi, la vida no era fácil para nadie, y menos para los internados en asilos o manicomios. Fue enterrada en Clermont, en una fosa común para indigentes. Su obra tardó décadas en revalorizarse y empezar a ser apreciada.

Les Grandes Marguerites (1925)

Arbre (1930)



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